Capítulo 648
Bárbara estaba aterrorizada; sus pupilas se contrajeron por un instante. No era miedo, sino más bien una gran preocupación. —¡Jefecilla, despierta, despierta!
Ángeles permaneció impasible, como un autómata sin alma, su mente ocupada por las órdenes resonantes de una campanilla de cobre. ¡Se lanzó enloquecida contra Bárbara!
Bárbara esquivó a izquierda y derecha, intentando de esta manera someter a Ángeles con un movimiento de contraataque, pero temió herirla. Esa duda le costó caro: acababa siendo superada.
Apretó los dientes, aún reacia a atacarla. Con un movimiento ágil, volvió a esquivar el ataque de Ángeles y se dirigió hacia un hombre vestido de negro que estaba a un lado.
¡Si lograba derribarlo y arrebatarle la campanilla de cobre, Ángeles dejaría de estar bajo su control!
Bárbara pensó rápido y actuó. Se lanzó contra el hombre de negro.
Este resopló con frialdad. Aparentemente indiferente, se mantuvo inmóvil, con una postura arrogante y condescendiente, como si Bárbara fuera una

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