Capítulo 63
Al escuchar el término "prometido", Ángeles casi vomitó; su repulsión era evidente y sin disimulos. Respondió: —No quiero nada con alguien de tan mala reputación.
Parecía que Vicente sonreía, su voz lánguida y magnética, fría como siempre pero con un matiz siniestro, añadió: —Tienes buen ojo.
¿Acaso él tampoco tenía una buena opinión sobre Óscar?
Ángeles estaba sorprendida.
Pero el lujoso coche negro ya estaba en marcha; a través de la ventanilla que se bajaba, Vicente se recostaba perezosamente en el asiento de cuero. Su postura despreocupada aún destilaba una atmósfera de "mantener distancia", y su comportamiento irradiaba un poder innato, noble y deslumbrante.
Los rayos del sol iluminaban su piel pálida y fría, sus rasgos eran nítidos y perfectos.
Ángeles se quedó mirándolo un momento, recordando los rumores sobre Vicente Pérez, el líder de la familia Pérez, quien a sus veintiocho años tenía un poder considerable.
Comparado con él, Óscar no era nada.
No, Ángeles se r
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