Capítulo 601
Lourdes, que acababa de dar a luz hace más o menos un mes, se paseó por el jardín antes de regresar a su hogar.
Una vez en la habitación, Juan le trajo agua caliente para que se lavara los pies. Después de secárselos, la ayudó a acostarse y la cubrió con una manta, con una expresión de profunda ternura, —Ya es tarde, deberías descansar.
Lourdes, algo sorprendida, tomó la mano de Juan. —¿No vas a dormir conmigo?
Juan la consoló con mucha paciencia y delicadeza: —Dormiré en la habitación de huéspedes hasta que te recuperes por completo. Prefiero evitar despertarte si me levanto a mitad de la noche.
—De acuerdo...
Aunque Lourdes se sintió decepcionada, aceptó su explicación, y en especial porque Juan aún no se ocupaba del bebé durante la noche.
La empleada le repetía una y otra vez a Juan, que a pesar de ser un padre principiante, cuidaba con mucha dedicación al niño y a ella, lo cual despertaba cierta admiración entre todos los que se encontraban en el lugar.
Ella también lo percibía así

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