Ángeles levantó una ceja.
La respuesta del sistema de monitoreo fue inmediata. Tan pronto como detectaron que había infiltrado su red, intentaron eliminar todas las cámaras de una sola vez.
¡Demasiado ingenuos para esto!
Ángeles también actuó. Sus dedos volaron a gran velocidad sobre el teclado, ingresando una serie de códigos y activando un programa de contra seguimiento para obtener la ubicación exacta del atacante.
El otro claramente se asustó y comenzó enseguida a ocultar sus huellas. Aunque rápido, Ángeles lo era aún más. Estaba a punto de atraparlo cuando el avión sufrió una sacudida impresionante por una corriente de aire.
El último código fue tecleado de manera incorrecta por un solo toque.
El atacante logró desaparecer y escapó.
Las computadoras de ambos se normalizaron. Los videos de monitoreo que habían visto poco antes fueron borrados en su totalidad por el otro sin dejar rastro alguno.
Ángeles hizo una mueca y lanzó la tableta al lado.
Bárbara observaba atenta la batalla c