Capítulo 572
—Lourdes, no te preocupes por eso, la familia Pérez aún cuenta contigo. —Belén parpadeó enseguida y luego, fingiendo un suspiro, agregó: —Ay, mientras Juan siga vivo, eso es suficiente. Él podrá ayudarte...
Lourdes permaneció en completo silencio, forzando una sonrisa: —Está bien, si tienes una cita, ve. Pero no vuelvas muy tarde y ten mucho cuidado.
—De acuerdo lo haré.
Belén se giró y salió. Antes de cerrar la puerta, echó un último vistazo a la mujer desolada sentada junto a la cama. La curva de la sonrisa de Belén se amplió profundamente, y sus ojos destilaban ambición y desprecio.
Los pasos se alejaron sigilosos por el pasillo.
El cuerpo de Lourdes se paralizó por un momento, luego se inclinó cuidadosa y extendió la mano hacia el bote de basura. Revolvió varias veces hasta que sus dedos encontraron por fin algo frío.
Era el pequeño frasco de medicina que acababa de descartar.
La persona que le había entregado el medicamento le había dicho que contenía una cura preparada por Ángele

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