Capítulo 483
Lourdes apretaba los puños, dominada por una mezcla de ira y un frío que surgía desde el fondo de su corazón.
Aborrecía la traición y el engaño más que nada.
Y, sin embargo, quien la había traicionado y engañado era su único familiar.
Sentía como si le hubieran clavado un puñal en el corazón, sangrando profusamente, con un deseo desesperado de desahogar todo su rencor de una vez, anhelando castigar con severidad al asesino de Juan, buscando venganza a cualquier precio.
—¡Que alguien venga! ¡Traigan a Ángeles atada frente a mí!
Gritó Lourdes, golpeando la cama con fuerza.
Belén, con una sonrisa maliciosa en el rostro, fingió temor al responder: —Enseguida voy, enseguida.
...
Ángeles dormía plácidamente y hasta soñaba.
Sin embargo, en su sueño, una vez más escuchó el tintinear casi imperceptible de unas campanillas.
Tintín, tintín, tintín.
El sonido de las campanillas, acompañado por un canto etéreo, parecía provenir de un lugar remoto, antiguo y misterioso.
Ángeles abrió los ojos

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