Capítulo 479
Ángeles pensó en cambiarse a una habitación de invitados, pero la sirvienta que la había llevado hasta allí ya se había ido.
Después de pensarlo un poco, se dio cuenta de que no había razón para sentirse incómoda. Ya había dormido con Vicente varias veces, ¿y ahora no podía dormir en su cama?
Con esta idea en mente, la curiosidad se apoderó de ella y comenzó a pasearse por la habitación de Vicente, tocando y explorando sus cosas con total naturalidad.
Movida por el impulso, incluso sintió el deseo de revisar algunas de sus pertenencias.
Justo cuando tomó un libro de la mesa y apenas lo había abierto, su teléfono sonó de repente, haciéndola sobresaltarse.
Era Vicente quien llamaba.
¿Acaso este desgraciado sabía que estaba husmeando y había calculado el momento exacto para llamarla?
Ángeles aclaró la garganta antes de contestar: —¿Hola?
—¿Me extrañas?
Lo primero que notó fue el fuerte viento al otro lado de la línea. Parecía que Vicente estaba en la cima de una montaña, pues el s

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