Capítulo 433
Ángeles aún creía haber escuchado mal, pero notó que Vicente en realidad se detuvo, permaneciendo inmóvil mientras esperaba su valiosa ayuda.
¿Pero, no era su mano la que se había lastimado, verdad?
Ángeles se quedó paralizada, la presencia intimidante de Vicente la hizo percibir a leguas el peligro y no se atrevió a acercarse.
—¿Quieres que llame a uno de tus subordinados?— preguntó decidida Ángeles.
Vicente la miró de reojo, con una sonrisa leve en los labios, ni risueña ni seria, sino con un aire de frivolidad y escrutinio total, —no es la primera vez que me quitas la ropa, ¿acaso tienes miedo?
Aquellas palabras eran audaces y directas, rozando casi una declaración más explícita y profunda.
Después de todo, existía una relación íntima entre ellos.
Ángeles se sintió tan observada que se sonrojó como un tomate y deseó poder escapar, pero al recordar que las heridas de ese hombre eran el resultado de haberla salvado, sus pies se sintieron como llenos de plomo, incapaces s

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