Capítulo 326
Todo el tiempo mantuvo la cabeza baja, sin pronunciar una sola palabra, temerosa de que alguien pudiera notar sus cicatrices.
¿Acaso existe una mujer que no se preocupe por su apariencia?
Ángeles podría desarrollar un medicamento para eliminar cicatrices y restaurar las heridas que causaron aquella desfiguración.
Pero tanto los ingredientes como el tiempo eran un problema.
Además, Ángeles solo quería salir lo antes posible de la madriguera de lobos que era la familia González. Por lo tanto, esa idea no era más que un pensamiento pasajero; no tenía ni el corazón ni la disposición para hacer algo así por una desconocida.
Cuando la sirvienta desfigurada salió de la habitación, Ángeles, ya satisfecha tras haber comido, se recostó en la cama, cerró los ojos y comenzó a reflexionar sobre lo que ocurriría al día siguiente.
Mañana, con la última aguja, el veneno frío en el cuerpo de Emilio sería completamente eliminado, y él podría caminar como una persona normal.
Al mismo tiempo,
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