Capítulo 317
Esa noche, estuvo a punto de conseguirla. ¡Solo un poco más y habría sido suya!
Pero Ángeles, tan resuelta como siempre, prefirió mejor herirse con los fragmentos de vidrio antes que permitir que la droga le nublara el juicio. ¡Lo evitaba como si fuera un enemigo!
Hasta que Vicente se la llevó.
En ese preciso momento, Óscar sintió cómo un ardor de celos le consumía por completo, quemando cada resquicio de su razón.
Cada célula de su cuerpo rugía con furia: ¡Ángeles era suya, siempre debió ser suya!
Óscar entendió finalmente lo que sentía.
Quería a Ángeles. Y no solo la quería, la necesitaba demasiado.
A sus pies, la Luz de Luna se hacía cada vez más lejana, más borrosa.
Óscar mantuvo su mirada fija en la ciudad, y en sus ojos oscuros ardía una ambición indomable.
Tarde o temprano, volvería.
Y cuando lo hiciera, recuperaría todo lo que le pertenecía.
Ángeles, ¡no podrás escapar de mí!
...
El cuarto día de Ángeles en Ríoalegre.
Gracias a sus arduas sesiones de ac
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