Capítulo 283
Ángeles se tocó la nariz, guardó el cuchillo en su bolsillo y luego encendió la luz.
La luz brilló intensamente, y Vicente, no acostumbrado al brillo repentino, entrecerró los ojos. Su voz, baja y seductora en esa noche, resonó: —¿Por qué tardaste en volver?
Ángeles sintió su rostro calentarse inexplicablemente.
El tono de Vicente era similar al de un esposo que espera a su esposa en la casa, y después de una larga espera, finalmente la ve llegar y le plantea esa pregunta.
Claro, Ángeles no consideraba que su relación con Vicente fuera tan íntima.
¿Quizás solo eran conocidos que habían tenido sexo unas cuantas veces?
Eh, Ángeles interrumpió sus propios pensamientos, agitó la bolsa que llevaba en la mano y respondió: —Acabo de ir al supermercado, aproveché antes de que cerrara para comprar algo de comida.
Vicente frunció levemente el ceño, casi imperceptible: —¿Eso es todo lo que comerás?
Ángeles asintió, ya que vivía sola, con hacer algo simple para comer era suficiente. Lo import
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