Capítulo 252
Sin excepción, aquellas personas discutían acaloradamente con Beatriz.
Beatriz, furiosa, lanzó las verduras que sostenía hacia la pareja mientras gritaba: —¡La descarada son ustedes, no soy yo! ¡Fuera, fuera, fuera!
El tipo se había apartado a un lado con agilidad.
La mujer impactada por el pepino y los perejiles de la bolsa, y encendida en ira, se abalanzó hacia Beatriz, agarró su cabello y, mientras la arrastraba, gritaba: —¡Descarada! ¡Cómo te atreves a lanzarme esa mierda! ¡Te enseñaré una lección!
La mujer era extremadamente feroz y robusta. Beatriz no tenía ninguna posibilidad contra ella.
En un instante, fue inmovilizada y derribada al suelo por la mujer.
—Ya que no tienes vergüenza, voy a desnudarte para que veamos si te atreves a seguir vendiendo tu cuerpo.
¡Cras!
Se oyó un desgarro en la ropa y Beatriz sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.
Aplastada contra el suelo, incapaz de liberarse, solo podía gritar y llorar desesperadamente:
—¡Suéltame! ¡Suéltame ya mismo!
Creía qu
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