Capítulo 150
Al acercarse, Ángeles se dio cuenta de que la matrícula del lujoso auto negro atrapado en el borde del acantilado le resultaba muy familiar: ¡era de la familia Castro!
Esto significaba que la persona atrapada en el auto era... ¡Paula!
Y, efectivamente, apenas tuvo este pensamiento, Ángeles escuchó la voz de Paula desde el interior del vehículo, llena de terror y un sollozo desesperado: —¡Oscar, sálvame, sálvame!
Oscar también estaba completamente angustiado.
La noche anterior, había recibido la noticia de que Paula había llegado a Villa de los Cielos, y aunque en ese momento se había sentido un poco molesto, no le dio demasiada importancia. Después de todo, había venido a la villa con un encargo de su abuelo, y además, la actitud asfixiante de Paula hacia él comenzaba a irritarlo.
Sin importar a dónde iba, ella siempre parecía estar siguiéndolo.
Como si lo vigilara constantemente, igual que a un prisionero.
Tal vez por eso, cuando hablaron por celular, Oscar dejó entrever a
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