Capítulo 137
Ángeles asintió con la cabeza. —Sí, abuela, soy yo.
Abuela Alzira, no tenía relación de sangre con Ángeles. Sin embargo, cuando Ángeles era pequeña y sufría los abusos de Braulio y Lorena, quienes no le daban de comer, era Alzira quien, de vez en cuando, le pasaba un sándwich o le entregaba a escondidas un par de cajas de leche.
Más adelante, en el pueblo, un edificio abandonado fue remodelado para convertirse en una pequeña escuela primaria. La matrícula costaba unos pocos dólares, alrededor de unos cuantos decenas.
Aunque las condiciones eran muy precarias, el objetivo era claro: darle la oportunidad de estudiar a cada niño.
Braulio y Lorena, por supuesto, nunca estuvieron dispuestos a gastar ni un centavo en Ángeles.
Ella solo podía pararse junto a la ventana de la escuela, observando y aprendiendo en secreto. Después, usaba ramas para escribir y practicar en el suelo. Alzira, su vecina, no soportó la situación. Con el dinero que ganaba vendiendo canastas tejidas a mano, pa
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