Capítulo 28
Su rostro, siempre imponente, no tenía un ángulo desfavorable. Ella había sido deslumbrada por su atractivo, lo que la llevó a casarse rápidamente con él.
—No es cierto. —negó ella, y luego se rió, riéndose de sí misma y también burlándose de Álvaro.
—Tu tono no suena a que no es cierto.
Él recordaba que antes ella no hablaba de esa manera tan asertiva, era más suave y de buen temperamento, y le gustaba mucho mimarlo.
Patricia no dijo nada, mordiéndose el labio.
Conociendo a Álvaro, o se haría cargo completamente, o haría como cuando se divorciaron, ofreciéndole una compensación, sugiriéndole que abortara el bebé. Probablemente él optaría por lo segundo.
Pero ella no tenía corazón para abortar, tampoco planeaba hacer que Álvaro se hiciera responsable. Con sus capacidades, ella podía criar al niño sola y estaba dispuesta a enfrentar las consecuencias.
Así que la decisión de tener al niño o no estaba en sus manos, no en las de Álvaro.
Después de reflexionar un momento,
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