Capítulo 241
Álvaro, con cara seria, sacó su teléfono móvil y comenzó a juguetear con él, pensando si debía llamar a Patricia. Aprovechar la oportunidad para confesarle sus sentimientos, hacer un poco de teatro, mostrar su lado más vulnerable y obtener su simpatía; tal vez así ella aceptaría.
Las mujeres suelen ser muy emocionales, especialmente Patricia.
Fueron esposos durante tres años, así que él la conocía bien.
Pero todo dependía de si ella quería contestar la llamada.
Fabián no se había ido y, al ver que Álvaro se perdía en sus pensamientos, le dijo: —¿Qué estás pensando? Tienes una cara rara.
Álvaro, con pereza, levantó la vista y lo miró: —¿Por qué no te has ido aún?
—¿Cómo voy a irme así? Somos buenos amigos, no puedo dejarte solo. Mi esposa estuvo de acuerdo en que me quedara a cuidarte.
Fabián, con un atuendo muy elegante, estaba sentado en el sofá, con las piernas cruzadas. Incluso pensó en encender un cigarro, pero, dado que Álvaro seguía siendo un paciente, lo descartó.
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