Capítulo 123
Ignacio dió un paso y volvió la cabeza una vez más, preocupado. Caminó hasta la puerta y besó de nuevo la frente de ella. —No te escapes, llámame si necesitas algo.
—Eh.
Patricia asintió obedientemente.
Ignacio aún se sentía algo inquieto. En el camino a la sala de reuniones, llamó a su asistente para que ordenara unos bocadillos y los enviara a la oficina. Él acostumbraba trabajar los fines de semana en la empresa y su asistente ya estaba habituado a esto.
Patricia se sentía un poco tensa en el sofá; después de todo, era la oficina de alguien más. No se permitía pasear la mirada ni tocar nada, simplemente se sentó y el sueño la iba venciendo. Poco a poco cerró los ojos y, no mucho después, escuchó un golpe en la puerta. Se despertó y fue a abrir. Era el guardia de seguridad que acababa de aparcar, trayendo comida para llevar.
—¿Usted es la señora Patricia? Esta es la comida que ustedes ordenaron.
—¿Quién la ordenó? Yo no pedí nada.
—El presidente Ignacio la ordenó.
Entonces Patricia c
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