Capítulo 64
Leticia hizo un puchero, —Un cumplido no está de más.
—Te estás pasando de la raya.
—No importa, al fin y al cabo hoy nos vamos. Al salir de la casa de los Fernández, el cielo es amplio y el mar inmenso, soy como un pajarito libre.
Pedro le respondió, —¿Qué tiene que ver mudarnos con lo que le dijiste a papá hace un rato?
Leticia soltó una risita traviesa, —Por supuesto que tiene que ver, él está molesto, pero no puede hacer nada.
El tiempo demostró que Don Fernández sí podía controlar la situación.
Ya eran las siete de la tarde.
La pareja aún estaba en la antigua casa de los Fernández.
Cuanto más tarde se hacía, más inquieta se sentía Leticia.
No era la primera vez que le decía a Pedro, —Vamos, apurémonos.
Don Fernández la miró con desdén, —¿Alguna vez han visto a alguien mudarse de noche?
Leticia, asustada por su mirada, se movió discretamente hacia Pedro.
Él sonrió levemente, sintiendo que detrás de él había una pequeña gatita escondida, tierna y diminuta.
—Ya tenemos todo listo, po
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