Capítulo 39
En ese momento, cuando Silvia, indignada, quiso intervenir para defenderla, Leticia la detuvo. —Ten cuidado de no involucrar el negocio de tu madre. La empresa de mi familia ya está siendo amenazada por los Fernández, y lo mismo podría pasar con el de tu madre.
Nunca hubiera imaginado Leticia que, después de varios días de casada, volvería a ver a su mejor amiga por necesidad de encontrar un lugar donde refugiarse.
Tras caminar durante dos horas, Leticia llegó a casa de Silvia. Fue ella misma quien abrió la puerta, y al ver a su amiga, Leticia no pudo contenerse más. Con una mezcla de tristeza y alivio, rompió a llorar, —Silvi, ¿puedo quedarme contigo esta noche?
—¿Qué tontería dices? No solo esta noche, puedes quedarte el tiempo que quieras, incluso toda la vida si hace falta.
Silvia la abrazó y la hizo entrar a su casa, —Leti, ¿qué te pasó? ¿Te molestaron los de la familia Fernández?
Leticia asintió y luego negó con la cabeza.
—No quieres preocupar a Vicente y Ángeles, y por eso no l
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