Capítulo 96 No lo hago por dinero
Tomás, vestido de blanco y con un porte distinguido, salió del cuarto.
Ximena, llena de ansiedad, dio un paso al frente y preguntó con firmeza: —Doctor Tomás, ¿cómo está mi esposo?
—Por suerte me encontró a mí. Si no, esta vez el señor Daniel habría estado en grave peligro.
—¡Muchísimas gracias por venir, doctor Tomás!
Ximena expresó su gratitud y entró en la habitación. Simón y Rocío también entraron apresurados con ella.
Y fue gracias al tratamiento de Tomás, Daniel, que antes había perdido el conocimiento, no solo se había despertado, sino que ya estaba sentado al borde de la cama.
—Querido, ¿dime estás bien?
Preguntó Ximena con una profunda ternura: —¡Me asustaste tanto hace un momento! Si te hubiera pasado algo, yo tampoco habría querido seguir viviendo.
—Je...
Rocío no pudo evitar soltar una risa sarcástica, diciendo con gran desprecio.
—¿Tú no seguirías viviendo? Si de verdad le pasara algo a papá, tú serías la primera en revivir llena de energía para pelearme la herencia de la

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