Capítulo 70 Una mujer de lengua afilada
Lo que hacía Félix no era una falta de respeto hacia Simón, sino que del otro lado había demasiado ruido y un tremendo alboroto; tenía que encargarse de la situación.
De lo contrario, todo se saldría de control.
Frente al edificio principal del Grupo Pionero, se había congregado una multitud de estudiantes, todos vestidos con los uniformes de entrenamiento de sus respectivas academias.
Aunque no llegaban a ser cientos de miles, sin duda alguna eran decenas de miles.
Los estudiantes de artes marciales habían bloqueado todas las calles cercanas; ni una sola mosca podría haberse colado en el lugar.
El Grupo Pionero estaba cercado por completo por los miembros de la Alianza Marcial de Altoviento, convertido en una isla sitiada.
Sara, al ver aquella marea humana frente a ella, aunque por dentro sentía algo de temor, no lo demostró en su rostro. Su expresión seguía siendo serena, su corazón no se aceleraba. Mantuvo una calma digna de una verdadera reina.
Félix, como líder interino de la Alia

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