Capítulo 31 ¿Ahora tú decides?
Esa última frase, Yolanda la dijo a propósito, claramente dirigida a Sara.
Su intención, por supuesto, era usar aquellas palabras tan directas para advertirle que no cometiera una locura, que no cayera en la trampa de ese tipo tosco y campesino llamado Simón.
El rostro de Sara se nubló de golpe y preguntó: —¿Yolanda, ahora resulta que eres tú quien decide por mí?
—¡No, no! ¡Jefa Sara, no era eso! Solo le estaba diciendo a Sam el Risueño que, si quería apostar con alguien del campo, que lo hiciera directamente con ese Simón tan ordinario. ¡Pero que no metiera al Grupo Pionero en esto!
¡Ese terreno de la Calle del Río Azul, aunque se venda, debe hacerse al precio actual del mercado! ¡De ninguna manera se puede vender al precio de hace tres años!
—¡Sé perfectamente lo que hago! ¡No necesito que vengas a decirme nada!
Ese comentario ambiguo de Sara hizo que Samuel, siempre astuto, oliera una oportunidad.
De inmediato mostró su característica sonrisa y se dirigió a Simón.
—Asistente Simón,

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