Capítulo 64
La atención de Lorena permanecía fija en su celular.
De pronto, el celular fue arrebatado de sus manos. Yago, notablemente alterado, tenía el pecho agitado.
—¿Con quién estás tan ensimismada chateando? Estoy hablando contigo, ¿acaso estás ciega? Alguien estaba intentando propasarse conmigo.
El semblante de Lorena se tornó sombrío mientras extendía su mano: —Devuélveme mi celular.
El corazón de Yago se oprimió aún más al percibir la frialdad en su trato, como si él siempre estuviera dando más en la relación.
Pero, ¿no había sido siempre Lorena quien más esfuerzos hacía?
¿Por qué ahora parecía genuinamente desinteresada?
Un atisbo de pánico cruzó su mente, pero al recordar todas las veces que Lorena había hecho locuras por él, como lanzarse a un río, se convenció de que el amor no desaparece tan fácilmente.
Definitivamente, debía estar fingiendo esa indiferencia.
Sonriendo, Yago levantó el celular: —Lorena, debo admitir que este jueguito tuyo realmente me tiene intrigado. ¿Has encontrado

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