Capítulo 53
Pero Lorena estaba verdaderamente exhausta, tan cansada que todo su cuerpo dolía y seguía con fiebre, sin poder siquiera responder mensajes.
Cuando despertó, ya era el día siguiente y su alta fiebre persistía; se encontraba muy enferma.
Afortunadamente, todas las manzanas ya habían sido vendidas. Se lavó, abrió la puerta de su habitación y decidió salir a comer algo.
Al llegar al comedor, descubrió que Pedro también estaba allí, frente a una mesa llena de comida.
Lorena, quien tenía un hambre voraz, preguntó al personal de servicio y se enteró de que había dormido tanto que se había perdido el desayuno y el almuerzo. Ahora no tenía más opción que, con algo de vergüenza, pedir algo de la comida de Pedro.
—Jefe Pedro.
Lo llamó ella, y Pedro pareció entender su intención con solo esas palabras, dando ligeros toques en la mesa con la punta de sus dedos.
—Siéntate.
Lorena suspiró aliviada y le sonrió: —Entonces no me cortaré.
Estaba realmente hambrienta y ni siquiera era consciente de lo dé

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