Capítulo 33
Cuando Lorena y los demás llegaron al pueblo de Valle del Sur, ya eran las diez de la noche.
El encargado local los condujo a un hostal de lujo, impregnado de un marcado estilo nacional, claramente destinado a recibir a huéspedes distinguidos.
La habitación de Lorena y Pedro se encontraba justo frente a la de ella.
Pedro, sentado en su silla de ruedas, observaba mientras el encargado, con un tono tembloroso, claramente intimidado por su presencia, apenas lograba sostener la mirada, pero finalmente se armó de valor para hacer un comentario.
—Mañana por la mañana, llevaré al jefe Pedro a explorar los alrededores.
Pedro asintió, y el encargado, visiblemente aliviado, se secó el sudor de la frente y se retiró rápidamente.
La habitación de César estaba un poco lejos, y aunque estaba algo molesto al saber que los dos estaban alojados frente a frente, no se atrevió a decir nada.
Solo quedaban Lorena y Pedro. Lorena le abrió la puerta de su habitación a él.
—Jefe Pedro, que descanse.
El aspect

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