Capítulo 44
—¡Tú! ¡Tú! ¡Cómo te atreves!
Antonio estaba furioso, mirando a Fernando con gran enojo.
Su rostro parecía haber sido marcado por un hierro al rojo vivo, una incomodidad insoportable.
Nunca antes había sido golpeado, ni siquiera por su familia, quienes lo mimaban mucho y siempre lo trataban bien.
Pero ahora, Fernando lo había humillado de tal manera que le dejó la cara hinchada de un golpe.
—¿Cómo puedes decir eso? ¿No fuiste tú quien dijo hace un momento que te golpeara?
Fernando se encogió de hombros, sonriendo de manera relajada y casual.
Se sentía mucho más aliviado en su corazón.
A estas personas que les gusta fingir y ser hipócritas, ¿les gusta actuar, verdad?
¡Si tienes agallas, hazlo de nuevo!
Si no lo dejas con una herida grave, entonces habrás resucitado en vano.
En su vida pasada, siempre tuvo cuidado de esto y aquello.
Temeroso de afectar negativamente la relación con la familia Vargas.
Pero ahora se daba cuenta de que todo había sido un exceso de preocupación de su parte. P
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