Capítulo 18
Sara sostuvo la muñeca y fingió no oírlo.
—Mamá, nos vamos.
—Las acompaño.
Serena lo rechazó. —No hace falta, llamaremos un taxi.
Felipe no insistió y las vio salir por la puerta.
A la mañana siguiente, Felipe apareció en el vestíbulo del hotel, sosteniendo flores y pasteles, esperando a Serena y Sara.
—Buenos días, ¿tienes tiempo hoy? Vamos a comer.
—Lo siento, no tengo tiempo.— Serena lo rechazó, tomó a Sara y se fue. Felipe no insistió, solo se quedó parado, observando sus espaldas.
Él sabía muy bien que Serena no lo perdonaría fácilmente.
Felipe no se desanimó, ni mucho menos se rindió.
Todos los días él va al hotel de Serena para esperarla a ella y a Sara.
Cada vez trae cosas diferentes, y está convencido de que tarde o temprano les gustará algo.
Serena siempre lo rechaza, pero la actitud de Sara hacia él comienza a cambiar.
—Mamá, el señor Ruiz ha venido de nuevo.— Sara se emocionó al ver a Felipe sosteniendo un enorme oso de peluche. —Ese oso es más grande que mamá.
—Sí.— La rea

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