Capítulo 90
Pero pronto, los ojos de Alberto volvieron a llenarse de una suave sonrisa.
Carmen parpadeó sorprendida.
¿Se habría equivocado?
¿Cómo podría Alberto mirarla de esa manera?
Definitivamente había sido un error.
En ese momento, el teléfono de Carmen sonó, y al ver que era una videollamada de Patricia, la aceptó rápidamente.
—¡Carmi, mira esto!
Patricia puso la cámara del teléfono frente a la mesa, donde descansaba una pareja de tacones altos de oro y plata, brillando intensamente.
—¿Es la pieza única diseñada por Antonio?
Patricia sonrió con satisfacción: —Correcto. Antes de conseguir estos zapatos, pensé que si los conseguía o no no importaba mucho, lo importante era darle una lección a Laura. Pero ahora, Carmi, estoy tan feliz, ¡me encantan estos zapatos! Gracias por querer regalármelos.
Carmen no pudo evitar sentirse frustrada: —Entonces, ¿estos zapatos no se perdieron? ¡Laura me estuvo mintiendo!
Patricia soltó un bufido: —Tú eres demasiado fácil de engañar. Si f

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