Capítulo 70

A pesar de que sabía que esa noche habían hecho el amor, Diego aún así la besó. Con una sonrisa irónica, la única preocupación que quedaba en sus ojos desapareció por completo, dejando solo ferocidad y una frialdad despiadada. La habilidad de Yaritza para seducir hombres era impresionante, tanto que lo hizo verla con nuevos ojos. ¿Por qué preocuparse por una mujer así? Para él, ella no era más que una mujer emocionalmente infiel. Aparte de eso, para él, ella no era nada. Al regresar a su pequeño apartamento, Yaritza se dio un baño. Pero no importaba cuánto se frotara, las marcas de humillación y las vergonzosas huellas seguían allí. No podía limpiarlas, así que dejó de malgastar su energía. Se cambió a ropa limpia y planeaba ir al hospital a acompañar a Daniel. Tomó su bolso de la mesa, justo cuando estaba a punto de salir, sus piernas volvieron a sentirse tan débiles que no podía levantarlas. Yaritza se desplomó en el sofá y tardó unos quince minutos en recuperarse lo suficiente para