Capítulo 190
Al principio, a Yaritza le pareció cómico aquel cojín.
Pero al recordar que la persona amada por el espíritu había muerto intentando salvarlo, se sintió tristemente inexplicable.
Hernán también intentó salvarla y todavía yace en coma en la unidad de cuidados intensivos.
Con un movimiento de sus mangas y elevando sus delicadas piernas, el aire se impregnó de una profunda melancolía.
Incluso con esa cara seductora y elegancia en sus movimientos, había un matiz de soledad indescriptible en sus ojos.
Como si, en este mundo, ya nada tuviera que ver con ella.
El poder extremo y el afecto de la nobleza no se comparan con la brillante sonrisa que su amado le dedicó en medio de la batalla.
Cuando Yaritza levantó los brazos, tiró accidentalmente de la herida en su espalda, causándole mucho dolor. Sin embargo, recordando lo que Hernán le había dicho la noche anterior, que debería brillar intensamente, sintió de repente una fuerza infinita.
Ella también quería, por él, erguirse y no ser un insecto
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