Capítulo 186
Su largo cabello rizado todavía no estaba seco, las puntas goteaban agua y sus grandes ondas rojas hacían que su rostro luciera aún más hermoso, aunque más severo.
—Yaritza, eres más tenaz de lo que imaginaba, incluso puse guardias afuera, ¡y aún así lograste subir!
Yaritza no tenía tiempo para perder en charlas con Amaranta, solo quería entrar en la habitación para ver a Hernán.
—¡Amaranta, aparta!
Amaranta agarró la manija de la puerta y la tiró para cerrarla.
—Yaritza, ya te dije, ¡no te dejaré acercarte a mi hermano!
—¡Amaranta, estás loca! Si no fuera por ti, Hernán no estaría así. ¡No tienes derecho a impedírmelo! —exclamó Yaritza, intentando apartar a Amaranta, que bloqueaba el paso.
Amaranta, siempre alerta, naturalmente no iba a dejar que Yaritza tuviera éxito.
Además, antes incluso de que ella actuara, dos guardias, uno a cada lado, ya estaban protegiéndola.
—Yaritza, todos son hombres de Diego —dijo Amaranta, sonriendo: —Mira, Diego tampoco quiere que sigas dañando a Hernán.
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