Capítulo 156
¡Nunca ofendas al jefe!
Sus simples palabras marcaron el prematuro fin de la floreciente carrera artística de Alessia.
Tras sentir cómo su corazón se aceleraba por unos momentos, Gonzalo exhaló un suspiro suave.
Los directamente implicados no perciben claramente la situación, pero los observadores externos sí. El jefe está convencido de que su odio hacia Yaritza es profundo, pero sin un amor igualmente profundo, ¿de dónde podría surgir tanto resentimiento?
Diego dejó su teléfono móvil sobre la mesita de noche y se dirigió con seriedad hacia la ventana.
Era de noche y, sin darse cuenta de cuándo había comenzado, vio cómo los copos de nieve caían suavemente, danzando en el aire y cubriendo el paisaje nocturno que parecía envuelto gradualmente en un velo.
Está nevando y esa mujer está tan ligeramente vestida, además de estar herida, ¿acaso desea ser sepultada por la nieve?
Diego murmuró una maldición en voz baja, agarró las llaves del coche y salió corriendo de la habitación.
Recorrió las
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