Capítulo 153
Muerte...
Ese pensamiento sobresaltó a Diego. Al ver el leve movimiento en el pecho de ella, su corazón comenzó a calmarse poco a poco.
Hace un momento, ella había dicho que estaba herida y se sentía mal. Él había pensado que era una excusa para protegerse de Hernán, pero no, no había sido un engaño, realmente estaba herida.
Con delicadeza, la atrajo hacia su pecho, y la voz de Diego, temblorosa y llena de un pánico que ni él mismo había percibido hasta ese momento, se escuchó: —Yaritza, dime, ¿quién te hizo esto?
"¡Tang Su, habla conmigo!"
Lo único que encontró fue la viscosidad que cubría la palma de su mano.
Mirando el rojo brillante que lastimaba la vista, el semblante de Diego se tornó cada vez más sombrío. La idea de que esta mujer no se cuidara, que se hubiera lastimado de esa manera, lo enfurecía al punto de querer arrojarla por la ventana.
Pero al ver la vulnerabilidad descarada en su rostro, no pudo hacerlo.
Esta mujer, cuando estaba consciente, siempre mantenía la barbilla l
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