Capítulo 64
Vicente asintió con firmeza. —Sí.
Pronunció esas palabras con apenas una duda, y con esa simple frase, Belén sintió que todo valía la pena.
Después de que Vicente se marchara, sobre las mantas quedaron esparcidos pequeños bocadillos, torreznos, chips de batata. A Vicente, en verdad, no le importaría incluso si caían en la cama.
—Belén.— Al escuchar la voz, Belén miró hacia la puerta y vio a Esther entrar desde afuera. Su cabello estaba suelto y llevaba un vestido largo, de aspecto común. —¿Esther? ¿Qué haces en la casa de Vicente?
Esther sonrió y se sentó frente a ella. —Recuerda que mi casa estaba siendo remodelada. Nos mudamos y ahora vivimos al lado de Vicente.
—Ha pasado algún tiempo ya. Vine solo a visitar y a comer. ¿Y tú? ¿Ha ocurrido algo en casa?
Recordando que en su vida pasada Esther había sido realmente la esposa de Vicente, Belén sintió un malestar, incluso cierta culpa, y evitaba mirarla, pero también optó por no hablar de sus propios asuntos, decidiendo permanecer en sil
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