Capítulo 105
Oscar está sentado en una silla, con los ojos cerrados, percibiendo la fuerza suave de la chica, que es ni muy fuerte ni muy suave, en un equilibrio perfecto. —¿Por qué se esfuerza tanto Belén por ayudarte?
—Belén, nuestro hermano es comerciante, no un filántropo. Incluso si tuviera mucho dinero, hay tantas personas en Ciudad Solarena que sufren enfermedades graves, ¿debería ayudarlas una a una?
Belén detiene sus movimientos y dice: —No me refería a eso, pero Vicente significa algo diferente para mí.
—¿Qué tiene de diferente? —Oscar, de repente, abre los ojos y agarra la mano de la chica detrás de él; tal vez el alcohol le hizo perder la razón temporalmente. Belén, desequilibrada, termina sentándose en sus piernas; el aroma a alcohol en él se intensifica, además del olor a tabaco y un toque de perfume femenino.
Mirando fijamente a sus propios ojos severos en el reflejo, Belén se siente cada vez más nerviosa. —Yo…
—Belén, todavía eres una estudiante, no le digas a tu hermano que te gust
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