Capítulo 90
Puse las manos en los hombros de mi madre.
No iba a dejar que se comprometiera con las pequeñas artimañas de la tía Marta.
—Tía Marta, si no podías reservar un salón grande, solo tenías que decirlo.
Miré de reojo su collar de platino y dejé que se asomara una sonrisa burlona en mi rostro.
—Cuando otros invitan, suelen reservar un salón amplio para evitar problemas. Pero mira a la tía Marta, todo para ahorrarse un poco de dinero, reservando una mesa para diez personas.
—Yo no...—Marta no pudo evitar replicar.
Levanté la mano y la interrumpí.
—Ya sé que no lo hiciste a propósito, solo es que... bueno, no tienes dinero, ¿no? Está bien, yo cambiaré la reserva a un salón más grande... Aunque nuestra familia no ha dejado de darte dividendos, ¿y aun así no puedes pagar un salón adecuado?
Ignoré las caras de incomodidad de la familia de mi tío y continué lanzando mis comentarios.
—También es que mi tío no sirve para mucho, no gana lo suficiente para que tú, tía Marta, puedas ga
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