Capítulo 88
La familia López.
Mamá me miró, visiblemente emocionada.
—Hijo, ¡te ves tan delgado!
¿Delgado? Yo no sentía que hubiera cambiado en nada.
Papá levantó la vista y me echó un vistazo.—¿Dónde está delgado? Eso es porque tú quieres verlo delgado. Yo lo veo hasta un poco más gordo.
—Un hombre debería verse robusto, no flaco como un esqueleto.
Sentí que las comisuras de mis labios temblaban involuntariamente.
—¡Vete, que nadie te pidió tu opinión!—Mamá le dirigió una mirada de reproche.
De inmediato percibí que algo andaba mal en casa.
¿Será por el tío de nuevo?
—Mamá, ¿volviste a discutir con papá? ¿Por qué?—pregunté, fingiendo indiferencia.
Esta vez, mamá no se contuvo; soltó un bufido frío.
—Todo por culpa de tu padre.
—Todo lo que tu tío dice, él lo toma como cierto. El otro se queja un poco y él va y se muestra comprensivo.—Mamá tomó aire profundamente y continuó su queja.—Lo venden y él todavía ayuda a contar el dinero. No sé cómo logró ser un gran empresario.
—M
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