Capítulo 78

Mientras Gabriela reflexionaba, Guillermo se acercó ya con una expresión de evidente disgusto. —¿Es que tus amigos y tú tienen algo raro entre manos?—soltó Guillermo de forma insolente. —No paran de hablar a mis espaldas. Mi rostro, habitualmente tranquilo, se tornó de repente frío, y Guillermo se quedó callado de inmediato, asustado. —Señor Guillermo, Gabriela tiene razón en algo muy importante: quien no sabe hablar, mejor que no abra la boca. Lo repliqué con un tono sarcástico. Guillermo abrió los ojos con incredulidad, intentando responderme. Pero yo ya había caminado hacia el piano. —He oído que el señor Guillermo estudia música desde pequeño. ¿Qué instrumentos sabe tocar?—pregunté. —Sé tocar el piano, el violín y el saxofón, pero mi especialidad es el violín. Respondió Guillermo, con una confianza que rozaba la arrogancia. Asentí con la cabeza. —Vaya, parece que tienes talento. Tres instrumentos, nada menos. Guillermo levantó una ceja, curioso.—Ya te lo dije. ¿Y tú? ¿Qué sabes to