Capítulo 29
—Laura y yo solo estábamos cenando en público, no hay nada de lo que avergonzarse.
—En cambio, tú... Cada vez que estás con Alejandro y te muestras así frente a mí, eso sí que es vergonzoso.
—Por cierto, si no me crees, recuerdo que aún quedan fotos de ustedes en el foro de la escuela. ¿Quieres que las busque para que las veas?
María se puso roja de la ira.—Miguel, no te pases...
—¿Yo me paso? María, ¿con qué derecho crees que me vas a seguir manejando una y otra vez?
—Si hablamos de quién dejó a quién, fuiste tú quien le pidió a Sara que terminaran. ¿Solo tú puedes romper conmigo, pero yo no contigo? No te creas una joya invaluable; para mí, no eres nada.
Aparté a María de un empujón y me llevé a Laura.
Ella, llena de rabia, se quedó detrás pisoteando el suelo con frustración.
Esta vez, realmente estaba enfadado.
Al salir del restaurante, pedí al chofer que primero llevara a Laura de regreso.
—Hoy te hice pasar un mal rato. La próxima vez te invitaré a cenar.
Le abrí la puerta trasera
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