Capítulo 22
Alejandro me miró, suplicante.
—Miguel, Miguel, me equivoqué.
—No debí competir contigo por María. ¿Puedes dejar de fastidiarme, por favor?
Lo dijo con voz lastimera.
En ese momento, mi profesora Carolina ya había llegado.
Ella lo reprendió severamente:—¿A estas alturas todavía quieres incriminar a mi estudiante? ¿Acaso mi estudiante te obligó a dejar embarazada a esa chica?
No pude evitar admirarla; Carolina era una persona aguda, capaz de captar la esencia del problema con precisión.
Sus palabras dejaron a Alejandro sin respuesta.
La autoridad escolar no pudo aguantar más.
—Estás expulsado. Ahora recoge tus cosas y abandona la escuela. Mañana vienes a hacer el papeleo de la baja.
Miró a Alejandro con desprecio, listo para marcharse, claramente enfurecido.
Alejandro intentó salvarse, deteniendo al directivo.
—No pueden expulsarme, esto es solo un asunto de mi vida privada, no tiene nada que ver con la escuela.
—Te equivocas. La moral y el comportamiento también son parte de la gestión
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