Damon llegó a la ciudad de Nueva York sin un plan claro en mente.
Todo lo que sabía era que necesitaba estar cerca de Scarlett y Ryke para poner en acción sus planes de venganza. Alquiló un piso en la quinta avenida. Estaba en el piso veinticinco de un edificio moderno.
El joven se paró junto a la ventana y vio ir y venir a los neoyorquinos. Dios, cuánto odiaba esta ciudad. El caos lo estaba volviendo loco. No se parecía en nada a las calles pacíficas y románticas de Milán.
Dando vueltas a un poco de vino tinto en su copa, tomó un sorbo y volvió a pensar en el mensaje que le había enviado antes a Charlotte. Una sonrisa orgullosa apareció en su rostro. Casi podía visualizar su reacción después de leerlo. Las mujeres como ella eran tan fáciles de manipular... Era patético.
Su respuesta había llegado unos minutos antes. Decía :
« Hola Damon. No esperaba volver a saber de ti y estaba lamentando todo lo que pudo haber entre nosotros. Me alegro de que me hayas contactado de nuevo porque hubi