Capítulo 57 No es tan fácil irse
La cercanía repentina del tipo hizo que Angélica se moviera incómodamente hacia un lado.
Rosa alzó una ceja y comentó: —Vaya, qué cooperativa.
El tipo, vistiendo una camisa negra y luciendo un arete en una oreja, fue el primero en hablar:
—Señorita, es aburrido beber solo, ¿por qué no nos acompaña?
Otro tipo, ubicado al lado de Angélica, intervino, acercándose un poco más: —Señorita, ¿cuáles juegos prefiere? Yo los juego todos. Si pierdo, puede castigarme como desee.
El uso repetido del término “señorita” causaba una sensación de inquietud en Angélica.
Ella observó al tipo frente a ella, quien probablemente era un par de años mayor.
—No juego, — respondió Angélica apresuradamente, y luego se dirigió a Rosa: —Juana no vendrá, deberíamos regresar, mañana tenemos que trabajar.
Mientras aguardaban por Juana, Rosa ya había consumido algunas copas.
Con una expresión entusiasta, Rosa propuso: —Ya que estamos aquí, y solo son un par de juegos, no te preocupes, si pierdes, yo beberé por ti.
Vis
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