Capítulo 26 ¿No merezco ser visto por otros?
En la mañana, Angélica espera el ascensor.
Escucha el sonido de las puertas abriéndose y, por el rabillo del ojo, nota a Martín acercándose.
Sin volverse ni saludar, justo cuando el ascensor llega, entra rápidamente.
Martín la sigue, igualmente en silencio.
El reflejo en el espejo del ascensor muestra a ambos, uno detrás del otro, parados en silencio, mientras escuchan el zumbido del ascensor descendiendo.
El ambiente es tan tenso que Angélica no puede evitar romper el silencio:
—Si Daniel te pide que vengas a mi casa otra vez, ¿podrías rechazarlo?
No quiere enfrentarse a otra situación incómoda como la última.
—¿No merezco ser visto por otros?— responde Martín.
—No es eso, solo pienso que no deberíamos estar tan cerca, entiendes a qué me refiero.
Martín, que es casi una cabeza más alto que ella, la mira desde el espejo, —La única solución para no estar cerca es que tú no tengas nada que ver con la familia Herrera.
O, en su defecto, que yo corte relaciones con ellos.
Angélica cree que
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