Capítulo 209 No tener ideas exageradas
De repente, se escuchó la voz de un guardaespaldas en la dirección del ascensor: —Señora Eloísa.
Angélica se giró.
Allí estaba la señora Eloísa, vestida con un abrigo de lana color crema perfectamente ajustado y un delicado broche de perlasen el pelo, avanzando con paso firme hacia ellos.
—Señora Eloísa, bienvenida. —saludó Teodoro con respeto, mientras Ángelica inclinaba la cabeza.
Eloísa los miró de reojo, su voz llevaba un tono sumamente autoritario: —Teodoro, como asistente de Martín, cada vez te desempeñas mejor, trayendo gente desconocida sin mi autorización
—Con todo respeto señora Eloísa, ella no es ninguna desconocida, ella es la señorita Angélica.
Angélica, al darse cuenta del malentendido, intervino rápidamente:
—Señora Eloísa, no fue Teodoro quien me trajo aquí, yo le pedí que me dejara visitar al señor Martín.
Eloísa entonces se giró completamente hacia ella y la examinó detenidamente, como si la reconociera por primera vez.
—Así que eres tú, Angélica. Disculpa, no te ha

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