Capítulo 136 Sin rencor ni resentimiento
Angélica acababa de regresar a su puesto cuando Sonia apareció en la entrada de la oficina. —Asistente Angélica, entra.
Ella se levantó, se dirigió a la oficina y tocó la puerta antes de entrar.
—Sonia, me llamaste.
—¿Qué has hecho? Hay agua por todo mi escritorio. Eres mi asistente y mantener la limpieza de mi oficina es tu responsabilidad. ¿Qué, te sientes muy orgullosa porque el presidente Martín te aprecia?
Sonia señaló un charco de agua en el escritorio, visiblemente molesta.
Angélica miró hacia donde Sonia indicaba y, con la luz que entraba por la ventana, pudo ver un pequeño charco de agua desde un ángulo lateral.
—La limpieza pasó por aquí esta mañana, yo misma los observé mientras limpiaban. Y tu escritorio lo limpié personalmente otra vez.
Sonia levantó la vista, frunciendo el ceño de inmediato. —¿Estás diciendo que te estoy acusando sin razón, que el agua la puse yo misma?
—Por supuesto que no.
Angélica sabía que Sonia había derramado el agua a propósito, bus

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