Capítulo 54 La disputa
Antonio no se dejó engañar.
Él sabía bien que, en esa casa, aunque todos parecían ser amables, en realidad eran muy siniestros y malvados. Para don Tomás, el éxito era la única verdad eterna, y los verdaderos reyes eran los triunfadores.
En su juventud, don Tomás fue el que salió adelante de la familia Cordero. Tal vez había llorado por sus arrepentimientos de toda una vida, pero nunca perdió la razón ni renunció al poder absoluto que había obtenido.
La familia Cordero era la cima que él había escalado con esfuerzo por medio siglo, y no permitía que nadie arruinara la reputación de cien años de historia.
Don Tomás consideraba que Antonio era un inútil. Ahora atrapado en el ático, Antonio estaba completamente derrotado por dentro y por fuera.
Don Tomás se sentó en el sofá, calmado.
La luz caía detrás de él; las fotos envejecidas en la pared estaban llenas de caras distorsionadas. Finalmente, rompió lo que parecía un silencio infernal.
—Antonio.
Al ver que Antonio lo miraba

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