Capítulo 3 La ruptura del compromiso
Noelia se sentía muy triste.
Ella no hablaba, se limitaba a estar callada mientras miraba ese sticker que parecía presumir la presenciade Paola.
No fue hasta que el auto se detuvo que Noelia finalmente sonrió.
Después de un viaje, él ni siquiera quiso llamar a su madre como su suegra.
...
Antonio era muy puntual.
A las diez de la mañana, apareció puntual en la habitación del hospital. A diferencia de su frialdad del día anterior, se mostró muy caballeroso y amable.
—¿Cómo está usted?
Antonio dijo esto mientras colocaba un costoso suplemento nutricional en la mesa al lado, se subió las mangas como si tuviera calor, y mostrando sus robustos y corpulentos antebrazos, arrastró una silla hasta el lado de la cama de Maite Ruiz y se sentó con seguridad a su lado.
Al verlo llegar, Maite se alegró demasiado, se esforzó por sentarse con su cuerpo completamente pálido y comenzó a hablar una y otra vez.
—Yo sabía muy bien que vendrías a verme después de ocuparte de tus asuntos personales, Noelia decía que estabas demasiado ocupado.
Mientras hablaba, Maite miró a Noelia con cierta decepción, y luego fijó su mirada en el rostro de Antonio.
Ella intentó complacerlo con una pregunta, —Antonio, hace tiempo que no te veo, ¿has estado muy ocupado?
Antonio echó un rapido vistazo a Noelia y, notando su silencio, habló bien de él mismo ante Maite, —No importa lo ocupado que estuviera, siempre vendría a verla.
Noelia observaba su actitud despreocupada y no podía evitar sentir que era hipócrita.
Por el contrario, Maite se alegró al oírlo, parecían ser madre e hijo en la superficie, y Antonio actuaba con un buen temperamento y una disposición muy servicial que casi respondía a todo lo que Maite le preguntaba, haciendo que su estado de ánimo deprimido mejorara mucho.
Esto era algo que Noelia no podía lograr normalmente.
Ella solo lo observaba desde un lado, incapaz de decir una sola palabra, y en los ojos de Maite, ella parecía estar aburrida.
Viendo su expresión de pocos amigos, Maite dijo impacientemente, —Mira, siempre ha sido tan aburrida, nunca ha sido querida ni siquiera cuando eras pequeña, si no fuera por tu bondad, Antonio, ella en verdad moriría soltera.
Diciendo esto, ella suspiró con tristeza, —Ella no es como su hermano, si él aún viviera...
Pero al mencionar el pasado, Noelia se puso pálida como un papel, lo último que quería era ser regañada frente a Antonio.
Casi suplicando, amargamente dijo, —Mamá, por favor no lo hagas...
Recordando a su hijo, Maite se sintió profundamente triste, sus ojos se abrieron de par en par y dijo, —Si no hubiera sido por ti...
—Suegra.
Antonio en el momento más justo interrumpió, —Ha hablado tanto que ya ni se acuerda ni que a hablado, ¿no tiene sed?
Su tono mostraba inseguridad algo difícil de ocultar, lo que hizo que Maite se intranquilizara, recobrara la conciencia y de inmediato se callara.
Ella temblorosamente tomó el termo de las manos de Antonio, pero no dejó de lanzarse de una u otra manera a Noelia con una mirada muy cruel.
El ambiente se volvió algo inquietante por un momento.
Fue Antonio quien rompió el silencio.
Sentado junto a él , sus largos dedos agarraban el mango del cuchillo mientras pelaba con habilidad y destreza una manzana, —Recientemente hemos adquirido varias compañías extranjeras, probablemente el valor del mercado aumentará bastante durante estos últimos años, la familia Cordero podrá tener unas fiestas sin pérdida alguna.
Mientras hablaba, cortaba la manzana y la colocaba en una copa que se encontraba junto a él, —Cuando mejore, la llevaré de compras al extranjero.
Los bienes de la familia Cordero estaban distribuidos en toda Latino América, pero lamentablemente hubo una discordia interna hace algunos años que llevó a numerosas pérdidas en los negocios más pequeños de la familia.
Hubo un tiempo en que la familia Cordero casi se declaró en bancarrota, pero fue Antonio quien intervino y salvó la situación, logrando sacar a flote de nuevo la compañía y logrando así los éxitos actuales.
Maite sabía muy bien que Antonio era una figura muy importante, ella no entendía de acciones ni de valores en el mercado internacional, pero sabía que era una buena noticia en términos de ganancias.
Ella torció los labios, su sonrisa era amarga y sarcástica, —No tengo tanta suerte como tu, no viviré demasiado.—
Después de una pausa repentina, cambió de tema, —Antonio, mi vida está llegando a su fin, solo me preocupo por mi hija.
Antonio comprendido de inmediato a que se refería y no le dio a Maite la oportunidad de continuar, —No se preocupe.
Tomó la mano demacrada de Maite, consolándola con un tono de voz preocupante, —La buena fortuna siempre favorece a aquellos de noble carácter, usted estará bien del todo por eso no se preocupe.
De hecho, la familia Cordero ya había hecho arreglos para el futuro funeral de Maite.
Antonio actuó como si no entendiera y no comprendiera la situación, sin darle a Maite la oportunidad de hablar sobre el matrimonio con Noelia.
No hubo reacción alguna.
Finalmente, Antonio encontró una excusa para irse, y Maite, sin pretextos para retenerlo más tiempo, solo pudo pedir a Noelia que lo acompañara.
Noelia se sentía frustrada y molesta, pero no podía resistirse a la insistencia de Maite y de manera silenciosa siguió a Antonio.
Sin embargo, al momento de salir de la habitación del hospital y dar la vuelta en el corredor, Antonio se detuvo de repente, —Noelia.
Raramente la llamaba con tanta formalidad, y le dijo con un tono muy suave, —Dejémoslo hasta aquí.
Noelia se sobresaltó, pensando que se refería a que solo necesitaba acompañarlo hasta ese lugar, —Está bien, ten mucho cuidado en el camino de vuelta a casa.
Pero Antonio sonrió con desprecio y la miró fijamente, su tono parecía tener espinas, —Forzar un matrimonio es lo menos interesante que pueda ocurrir.
Noelia estaba completamente pálida, ella era inteligente y captó el mensaje de inmediato, —¿Quieres romper el compromiso?
—¿Qué más quiero si no es eso?
La mirada de Antonio se veía colérica—¿Qué te hace pensar que me casaría con una mujer que ya estuvo con un Honorato?