Capítulo 106 Dolor
Rio Verde era un lugar remoto donde no se permitían fuegos artificiales durante las festividades, lo que hacía que la atmósfera de la víspera de Año Nuevo fuese especialmente animada.
En un día tan auspicioso como el Año Nuevo, a diferencia de la algarabía exterior, Koldo, inusualmente, se encerraba en su habitación en la posada.
Estaba tumbado en la cama con los ojos cerrados y desanimado durante mucho tiempo, hasta que finalmente no pudo resistir más y se volvió para salir de la cama.
—¡Mierda! —exclamó Koldo, frustrado y frotándose la frente, sin tiempo siquiera para ponerse los zapatos, buscó entre sus cosas durante mucho tiempo hasta que al final encontraba en el fondo de su maleta un suéter rojo desgastado y lleno de bolitas, cuyos hilos estaban torcidos y un poco feos.
Pero tras esa mirada, el enojo en los ojos de Koldo se suavizaba un poco: —Casi pensé que lo había olvidado.
Murmuraba Koldo en voz baja, y de alguna manera se sentía aliviado, acariciando con cariño los ásperos h
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