Capítulo 63
Cuando Oscar mencionó la fiesta, Belén recordó que había prometido acompañarlo al evento corporativo. Pensó en el vestido que todavía tenía en su habitación y reflexionó sobre el hecho de que, al no ser una persona adinerada, no necesitaba ser tan ostentosa.
Sonrió y rechazó la idea con amabilidad: —Quizá mejor lo dejemos así, con tener el vestido es suficiente, no necesitamos gastar más dinero.
—Vas como mi acompañante, y si luces demasiado sencilla, pensarán que soy pobre —explicó Oscar en tono suave.
Ah, era una cuestión de dignidad.
Al entender esto, Belén se sintió aliviada y sonrió: —De acuerdo, mañana iremos a ver.
Oscar asintió. Se llevó la mano al cuello para ajustarse la corbata, preguntándose por qué, pero cada vez que hablaba con Belén, sentía el aire pesado y la respiración se le hacía difícil, como si quemara.
Su impaciencia crecía.
En ese momento, mientras Oscar fruncía ligeramente el ceño, intentando decir algo, de repente sintió un calor en la nariz y, sin previo aviso
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