Capítulo 60
Belén observaba a Carlos, con una calma helada en sus ojos, y con una leve risa dijo: —Carlos, ya no hay nada entre nosotros. Si tienes esos deseos, deberías ir a buscar a Ana, estoy segura de que ella estaría dispuesta.
Carlos entrecerró los ojos, una mirada peligrosa brillaba en ellos, y con una sonrisa forzada, preguntó: —Belén, ¿me estás engañando?
Belén se puso de pie, ya había difundido un mensaje clarificador en internet, y eso era suficiente.
—Solo vine aquí para recoger los documentos; no he acordado nada más contigo. Si el señor Carlos no tiene más asuntos, me marcharé ahora —dijo Belén, comenzando a retroceder para salir.
Un brillo carmesí cruzó los ojos de Carlos, y él no estaba dispuesto a dejarla ir tan fácilmente. Al ver que intentaba escapar, rápidamente la agarró y la empujó contra la pared.
Belén intentó zafarse instintivamente, pero Carlos sujetó firmemente sus manos, inmovilizándola.
¡Maldita sea! Había pensado que si Carlos intentaba forzarla, usaría una aguja de p
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